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La Puerta Misteriosa
"El Bosque Mágico de Andrés, Zoë y Axél: Un Encuentro Cultural"
Andréu, Zoë y Axél jugaban en el bosque cerca de su casa. Un día, encontraron una puerta misteriosa entre los árboles. La puerta brillaba con una luz mágica y les llamó la atención. Con curiosidad, decidieron abrirla. Al cruzar la puerta, se encontraron en un bosque mágico.
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El bosque mágico estaba lleno de colores y sonidos maravillosos. De repente, vieron una casa tradicional coreana llamada hanok. Decidieron entrar para explorar. Dentro, todo era hermoso y diferente a lo que conocían. Se sintieron emocionados por la nueva aventura.
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Después de explorar el hanok, salieron y caminaron un poco más. Encontraron una finca de café colombiana con árboles llenos de granos de café. Un aroma delicioso llenaba el aire. Decidieron entrar y aprender sobre el café. Conocieron a un búho amable llamado Andrés.
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El búho Andrés les dio la bienvenida y les contó historias sobre la finca de café. Les enseñó cómo se cosechaban y procesaban los granos de café. Mientras hablaban, una hermosa mariposa llamada Susana apareció. Susana les propuso un desafío. Tenían que encontrar tres objetos especiales.
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Susana les explicó que los objetos estaban escondidos en el hanok y la finca de café. Andréu, Zoë y Axél aceptaron el desafío con entusiasmo. Empezaron a buscar los objetos juntos. Encontraron el primer objeto en el hanok, una linterna antigua. Luego, regresaron a la finca de café.
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En la finca de café, encontraron el segundo objeto, una taza de cerámica especial. El tercer objeto, una llave dorada, estaba escondido en un árbol cercano. Con los tres objetos en sus manos, regresaron a Susana y Andrés. Los dos estaban muy contentos de verlos triunfar.
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Andréu, Zoë y Axél pidieron un deseo: querían que Tío Andrés y Tía Susana los visitaran en su mundo. Susana agitó sus alas y, de repente, todos estaban de vuelta en el bosque cerca de su casa. Tío Andrés y Tía Susana aparecieron con una sonrisa. Todos se abrazaron y rieron.
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Juntos, disfrutaron de muchas aventuras mágicas en el bosque. Exploraron, jugaron y aprendieron sobre diferentes culturas. Cada día era una nueva aventura llena de maravillas. Andréu, Zoë y Axél estaban felices de tener a Tío Andrés y Tía Susana con ellos. Y así, vivieron felices para siempre.
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